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Crisis, renovación partidaria y transformaciones políticas en el peronismo de Córdoba, 1983-1987 (página 2)




Enviado por Gabriela Closa



Partes: 1, 2

 

Finalmente, tras duras declaraciones por parte de las
distintas conducciones a favor de sus respectivas posiciones y
legitimidad, se reunió en julio de 1985 un tercer
Congreso, esta vez en la ciudad de Santa Rosa de La Pampa, y en
él retomó con más fuerza la
conducción el sector ortodoxo. Aduciendo la existencia de
problemas en
las respectivas credenciales, fueron separados los delegados de
la renovación, ante lo cual este sector se abstuvo de
votar en la conformación del nuevo Consejo
nacional.7

Al renovarse la mitad de la Cámara de Diputados,
en noviembre de 1985, el sector renovador de la provincia de
Buenos Aires
-liderado por Antonio Cafiero- ante la negativa de Herminio
Iglesias de realizar elecciones internas para la
definición de las candidaturas, se presentó en
lista separada. (Palermo y Novaro, 1996: 186). La
agrupación liderada por Antonio Cafiero, Frente para la
Justicia, la
Democracia y
la Participación (FREJUDEPA), ocupó el segundo
lugar con el 27% de los votos; el radicalismo ocupó el
primero con el 41% y el Partido Justicialista se ubicó en
el cuarto lugar, con el 10% de los sufragios. El relativo triunfo
del peronismo
renovador, en el marco de una abrumadora derrota para el
peronismo, demostró el ocaso político de Herminio
Iglesias (Cavarozzi, 1997: 109).

La nueva derrota electoral puso por segunda vez en
evidencia, en un breve lapso, que el peronismo debía
realizar un cambio
integral en su funcionamiento interno y en su manera de
vincularse con la sociedad, si
pretendía constituir una opción política y conjurar
el peligro de la disolución. En palabras de Mora y Araujo:
"La sociedad pedía un cambio y parte del partido lo
quería. No se trataba tan sólo de recuperar algunos
votos perdidos: era el desafío de la supervivencia" (Mora
y Araujo, 1995: 61).

El peronismo de
Córdoba

Hacia 1983 el peronismo de Córdoba
reconocía la existencia de diferentes agrupaciones
internas.8 El movimiento
obrero, identificado mayoritariamente con el peronismo,
también estaba dividido en la Confederación General
del Trabajo (CGT)
-Delegación Córdoba– "Chacabuco" y
"Rodríguez Peña", como así también
había dos delegaciones de las 62 Organizaciones
que respondían a una y otra central sindical.

Para definir las candidaturas se realizaron elecciones
internas, en las cuales obtuvieron el primer y el segundo lugar
respectivamente Raúl Bercovich Rodríguez y
José Manuel de la Sota.9

La fórmula de gobernador y vice fue definida por
el Congreso partidario provincial y se conformó por el
ganador en las internas, Raúl Bercovich Rodríguez;
el segundo término de la fórmula se reservó
-siguiendo una práctica usual en el peronismo- a un
hombre
perteneciente a la rama sindical, correspondiendo en este caso a
Alejo Simó, ex dirigente de la Unión Obrera
Metalúgica local.10

La candidatura a intendente correspondió a quien
había obtenido el segundo lugar en las internas:
José Manuel de la Sota.

Las definiciones políticas
y programáticas de cada una de las listas que se
presentaron en la interna eran difusas e inconsistentes. Era
compartida por todas la referencia a conceptos y frases
tradicionales en el peronismo. El recuerdo y la apelación
permanente a los padres fundadores, Perón y
Eva, el reconocimiento del verticalismo como una conducta propia
de los verdaderos peronistas y del carácter movimientista del peronismo,
recorrían los discursos de
todos los candidatos. Asimismo, se afirmaba la aspiración
a realizar una "revolución
en paz" y se reiteraban las definiciones en torno a la
soberanía política, la justicia
social y la independencia
económica. Ante la evidente división interna que
existía en el seno del partido era también
recurrente el continuo llamado a la unidad, y había un
movimiento pendular entre la afirmación de la ortodoxia y
la necesidad de una renovación, al punto que los sectores
que se reconocían como ortodoxos llamaban a la
renovación y los sectores que se denominaban renovadores
afirmaban su ortodoxia. Después de las elecciones
internas, Bercovich Rodríguez fue proclamado titular del
Consejo Provincial del Partido Justicialista.

En las elecciones del 30 de octubre de 1983 el
radicalismo se impuso con comodidad y amplitud a nivel provincial
y municipal.11 El triunfo de la UCR en las elecciones
de 1983 marcó el inicio de una etapa en la que se
sucedieron cuatro gestiones consecutivas en el gobierno de la
provincia y de la municipalidad a cargo del radicalismo. La
continuidad de gobiernos radicales durante un lapso tan
prolongado contribuyó a la conformación en
Córdoba de un sistema de
partido predominante.12 Este hecho tuvo una importante
incidencia en la dinámica del peronismo, por cuanto
condicionó sus posibilidades de recuperación. El
radicalismo se transformó en un rival imbatible y esto
resaltó las dificultades internas por la que atravesaba el
peronismo.13

Si bien el impacto de la derrota fue fuerte, no hubo
cuestionamientos importantes -a lo largo de 1984- hacia la
dirigencia del partido, y los principales líderes del
peronismo de Córdoba mantuvieron una relativa unidad.
Existía un generalizado reconocimiento hacia la figura de
Bercovich Rodríguez: era un dirigente de amplia
trayectoria y se consideraban importantes sus esfuerzos para
lograr la unidad del peronismo de Córdoba.

En el marco del creciente conflicto
entre la ortodoxia y la renovación que se desarrollaba a
nivel nacional, y que tenía como principales actores a los
peronistas de la provincia de Buenos Aires, en Córdoba se
fueron definiendo las posiciones. De la Sota se vinculó
con la renovación al tiempo que
Bercovich Rodríguez mantuvo una posición ambigua;
fue presidente del Congreso de Río Hondo pero
también mantuvo contactos importantes con la dirigencia
oficial del partido consagrada en el Teatro
Odeón y posteriormente con la que resultó del
Congreso de La Pampa.

El avance de la
renovación

Con el objeto de definir las bases programáticas
y elegir la nómina
de candidatos para los comicios del 3 de noviembre de 1985, el
Partido Justicialista convocó a la reunión del
Congreso Provincial. En esa oportunidad se pusieron de manifiesto
los conflictos
existentes en el seno del partido. Las dificultades para lograr
el quórum necesario para el funcionamiento del Congreso
hicieron evidente la inexistencia de un sector hegemónico
y también fueron demostrativas de la poca confianza en las
propias posibilidades de éxito
que tenían los mismos peronistas.

En el peronismo de Córdoba existían
distintas líneas, tanto en la rama política como en
la sindical, lo cual abría la posibilidad de realizar
variadas alianzas. A las afinidades políticas o a la
conveniencia de aliarse a un determinado sector o dirigente se
sumaba la puja por la ubicación en los primeros lugares de
la lista de candidatos. De acuerdo a los cálculos
preelectorales, se suponía que tenían posibilidades
de resultar elegidos aquellos que se ubicaran dentro de los tres
primeros puestos, por lo tanto ningún candidato
quería arriesgarse a estar en el cuarto lugar de la lista
o más.

El Congreso sesionó por primera vez el 17 de
agosto de 1985 y luego de tres intentos no se pudo lograr con el
cometido de definir la lista de candidatos, por falta de
quórum. Esta situación provocó la renuncia
indeclinable de Raúl Bercovich Rodríguez por "el
fracaso total de los esfuerzos para lograr la conformación
de una lista de unidad."14

A causa de esta situación el Consejo Nacional
dispuso la intervención de todos los organismos
partidarios. Se designaron interventores a Julio Mera Figueroa,
Alberto Serú García y Rodolfo Ponce. Poco tiempo
después la intervención quedó a cargo de
Alberto Serú García, únicamente. La
intervención debía como tarea urgente, dado que en
pocos días se vencía el plazo, nominar a los nueve
candidatos a diputados nacionales y en el futuro llevar adelante
la reorganización partidaria con el correspondiente
llamado a elecciones internas en un plazo no mayor a un
año. La intervención cumplió, en principio,
con su cometido y la lista de candidatos estuvo encabezada por
los principales referentes de las líneas políticas
mayoritarias: Raúl Bercovich Rodríguez y
José Manuel de la Sota.15

Las elecciones de noviembre de 1985 significaron un
nuevo fracaso para el Justicialismo. A nivel provincial la UCR
obtuvo el 51,55% mientras que el FREJULI obtuvo el 35,09% del
total de los sufragios. En el departamento capital los
porcentajes fueron similares. Resultaron electos diputados
nacionales Raúl Bercovich Rodríguez, José
Manuel de la Sota y Ricardo Rojas y Enrique
Sella.16

Esta derrota precipitó la conformación de
la corriente opositora a la conducción oficial del
partido. En febrero de 1986 se constituyó en
Córdoba la corriente renovadora como línea interna
del Partido Justicialista. Impulsaban la "urgente normalización del PJ de la provincia,
mediante elecciones que garanticen en forma absoluta e
irrestricta el respeto de la
voluntad de los afiliados."17 Asimismo se conformó el
bloque del peronismo renovador en la Cámara de Diputados
de la provincia.

La intervención manifestó la voluntad de
llevar adelante la normalización del partido, para lo cual
sancionó, en 1986, una nueva Carta
Orgánica y anunció el llamado a elecciones
internas. Las elecciones internas fueron convocadas entre agosto
y noviembre de 1986 en cuatro oportunidades y, por diferentes
motivos, fueron aplazadas; lo cual generó la
opinión -entre los renovadores- de que la
intervención pretendía perpetuarse en el tiempo y
que ella misma era un obstáculo para la
normalización partidaria.

Nuevamente la realización de una elección
representó la oportunidad para confrontar la
relación de fuerzas. El gobierno de la provincia
impulsó en 1986 la reforma de la Constitución provincial, razón por
la cual se convocó a la elección de convencionales
constituyentes para el 14 de diciembre de ese año. En ese
momento existía una amplia identificación entre la
intervención del partido, ejercida por Alberto Serú
García, y el sector de Bercovich Rodríguez, y las
relaciones entre éstos -que constituían el
oficialismo del partido- con los renovadores eran cada vez
más tensas.18 El Partido había resuelto,
además, la prórroga "sine die" de las elecciones
internas, porque sostenía que la proximidad de las
elecciones para constituyentes obligaba al partido a concentrar
sus esfuerzos en la nominación de los candidatos y en
afrontar el proceso
comicial.

El peronismo renovador decidió presentarse a las
elecciones al margen del Partido Justicialista oficial y
conformó una alianza con la Democracia Cristiana. De la
Sota explicó este hecho de la siguiente manera: "Los
hombres y mujeres de la renovación nunca tratamos de
fracturar al peronismo, sino que hemos buscado alternativas
diferentes cuando se nos ha negado el camino de los comicios".
Luego de las elecciones del 14 de diciembre "seguiremos
insistiendo para que nos permitan democratizar al peronismo y
poder acceder
a la conducción". Calificó de "lamentable" que "la
interna tenga que hacerse afuera", pero indicó "va a ser
una elección abierta y los afiliados y los que no lo son
van a tener la posibilidad de avanzar en el camino para construir
una alternativa distinta al radicalismo." Finalmente
agregó, en directa alusión a la intervención
y al sector oficial del partido, "cuando nos niegan las
elecciones internas nos proscriben".19

La necesidad de constituir una oposición al
radicalismo con posibilidades de éxito era fundamental. De
la Sota consideraba que las elecciones de constituyentes eran
indirectamente un plebiscito para evaluar la gestión
del gobierno radical, pero servían también para que
se eligiera la conducción de la oposición: "hay dos
listas (en el peronismo), la de aquellos que mantienen el sello
partidario por la proscripción de los peronistas y otra
elaborada por el peronismo renovador, que plantea una
oposición para una democracia fuerte, con propuestas y
características muy distintas a las que el gobierno lleva
a la práctica, pero que está de acuerdo en sostener
el sistema democrático de Córdoba para
siempre".20

La UCR ganó con comodidad las elecciones: obtuvo
el 42,7% de los sufragios. El frente Democracia
Cristiana-Peronismo Renovador se ubicó en el segundo lugar
con el 24,8% de los votos y el Partido Justicialista obtuvo el
tercer puesto con el 17,7%.21

Esta derrota marcó el ocaso del sector ortodoxo y
la conformación de una nueva coalición dominante,
integrada por hombres de la renovación. Ante estos
resultados el interventor del partido, Alberto Serú
García, presentó su renuncia y José Manuel
de la Sota exigió la conformación de una junta
electoral partidaria imparcial para que convocara a comicios
internos a principios de
1987. Asimismo se produjo un traspaso de miembros de la ortodoxia
a la renovación. En efecto, una cantidad importante de
convencionales constituyentes elegidos por el PJ figuraban poco
tiempo después en el elenco renovador.

A nivel nacional fue significativo el avance de los
renovadores. En el curso del año 1986 se realizaron
internas en 16 distritos para elegir autoridades y candidatos a
cargos electivos. Los renovadores lograron el control del 50%
de los distritos justicialistas pero la conducción
nacional continuó en manos ortodoxas. El congreso
partidario realizado en Tucumán los primeros días
de noviembre de ese año consagró presidente a
Vicente Leónidas Saadi.

El nuevo interventor del Partido Justicialista de
Córdoba, Julio Mera Figueroa, convocó a elecciones
internas -a realizarse el 29 de marzo de 1987- para la
nominación de candidato a gobernador, vice gobernador e
intendente de la ciudad de Córdoba y para la
normalización del partido. Para el 6 de setiembre de ese
año estaban previstas las elecciones para la
gobernación de la provincia, la municipalidad y la
renovación de la Cámara de Diputados de la nación
y de la provincia.

En la oportunidad se presentaron tres listas: el
Peronismo Renovador, con José Manuel de la Sota, Enrique
Gastaldi y Miguel Balestrini como candidatos a gobernador, vice e
intendente, repectivamente; Tercera Posición: con
César Albrisi, Esteban Llamosas y Hugo Lafranconi; y
Reconstrucción Peronista, lista que sólo
presentó candidato a intendente, Carlos Risso. Los
resultados de las elecciones internas consagraron el liderazgo de
De la Sota, dado que el Peronismo Renovador obtuvo el 86,98% de
los votos para el candidato a gobernador y el 82,35% para el
candidato a intendente.22 Debido al triunfo en las
internas, José Manuel de la Sota fue consagrado Presidente
del Consejo Provincial del PJ.

Para las elecciones del 6 de setiembre de 1987 el
Partido Justicialista y la Democracia Cristiana se unieron
nuevamente, constituyendo el Frente Justicialista Renovador
(FJR). La conformación de las listas de candidatos
evidenció dos novedades importantes en el peronismo. Por
un lado el desplazamiento de los dirigentes sindicales a favor de
los políticos, tendencia que se insinuaba desde las
elecciones de 1985. En este sentido los sindicalistas
reconocían que sus aspiraciones de integrar la lista de
candidatos en lugares expectables se habían visto
defraudadas. La designación de Enrique Gastaldi como
candidato a vicegobernador rompía también con una
vieja tradición en el peronismo de Córdoba de
reservar este lugar para un hombre proveniente del movimiento
obrero. Por otro lado, se incorporó al economista Domingo
Felipe Cavallo en el tercer lugar de la nómina de
candidatos a diputados nacionales. La incorporación de
este candidato extrapartidario marcó el inicio de un
cambio de rumbo en el peronismo23, como así
también el desarrollo de
un proceso de liderazgo carismático situacional con
proyección nacional.24

Las elecciones del 6 de setiembre marcaron una
importante recuperación del justicialismo. En efecto, en
la provincia la UCR obtuvo el 46,10% de los sufragios, frente al
43,14% del FJR.

Como se ha mostrado, la UCR ganó la
elección en todas las instancias pero para el
Justicialismo fue una derrota con sabor a triunfo. En 1987 se
evidenció la buena performance alcanzada por De la Sota y
el Peronismo Renovador, en el sentido de haber reducido la
diferencia que Eduardo César Angeloz (gobernador de
Córdoba desde 1983) tuvo con Raúl Bercovich
Rodríguez en 1983. En esa oportunidad Angeloz se
había impuesto a
Bercovich Rodríguez por más de 230.000 sufragios;
ahora la diferencia entre los votos radicales y los votos
peronistas era diez veces menor.

Los cuatro primeros candidatos a diputados nacionales
por el FJR, Julio Badrán, Miguel D’Alesandro,
Domingo Cavallo y Humberto Roggero ingresaron a la
Cámara.

En 1988, bajo la conducción renovadora, se
llevó adelante una nueva reforma de la Carta
Orgánica y se produjeron modificaciones en la
conformación del Consejo Provincial, disponiéndose
la elección directa de todos los cargos electivos:
gobernador, diputados y senadores nacionales, senadores y
diputados provinciales, miembros del tribunal de cuentas,
autoridades municipales y/o comunales.

Palabras finales

La conformación de la corriente renovadora en el
peronismo de Córdoba constituyó una respuesta
exitosa a la necesidad de cambio que experimentaba el peronismo
tras la derrota de 1983. La derrota puso de manifiesto la
crisis de la
dirigencia tradicional y la ausencia de un sector
hegemónico con posibilidades de conducir el partido y
competir con la UCR, en el marco de una coyuntura donde imperaban
el reconocimiento de la democracia y el pluralismo.

En ese contexto la crisis en el orden organizativo se
precipitó por la derrota electoral; la conducción
tradicional demostró su falta de capacidad y de apoyos
para conducir al partido en esas circunstancias y a partir de
allí se produjo la emergencia de un nuevo sector que
disputó con la conducción tradicional por el
control del partido. En principio, las diferencias entre uno y
otro sector no eran tan marcadas, pero las mismas se fueron
profundizando a medida que avanzó el proceso y en directa
relación con los beneficios que reportaba a lo renovadores
presentarse ante la sociedad como representantes de un peronismo
distinto.

En ese marco, el triunfo de la renovación
significó la incorporación de innovaciones en el
peronismo. Así, se puede mencionar la adopción
de posiciones orientadas a profundizar la vigencia de mecanismos
democráticos para la resolución
de conflictos y la selección
de dirigentes. Igualmente, se inició un proceso en el que
el sindicalismo
perdió su lugar de preeminencia dentro de la estructura
justicialista y el mismo fue ocupado por los políticos.
Por último, el cambio en el discurso, la
intención de romper con el pasado y la demostración
de una elevada dosis de pragmatismo
mediante la incorporación de un candidato completamente
ajeno a la historia y trayectoria del
peronismo, como Domingo Cavallo, fueron indicadores
del despliegue de acciones
orientadas a la construcción de un nuevo peronismo que
pudiera atraer a una franja más amplia del
electorado.

Pero también es importante resaltar que la
renovación del peronismo se preocupó más por
implementar los cambios que le sirvieran para recuperar el
espacio político perdido y competir con éxito con
la UCR, que por llevar a fondo la democracia al interior del
partido. Los cambios experimentados demostraban, una vez
más, la capacidad de transformación del peronismo
para adecuarse a nuevos escenarios y para dirimir sus conflictos
internos articulando estrategias de
supervivencia política.

Notas

1. El violento y trágico enfrentamiento entre las
diferentes tendencias que conformaban el peronismo en la
década de 1970, la muerte de
Juan D. Perón en 1974, la desastrosa gestión de su
viuda, María Estela Martínez, al frente de la
presidencia de la nación
entre 1974 y 1976 y finalmente la sangrienta dictadura militar
(1976 – 1983) contribuyeron a profundizar la crisis de
identidad y de
liderazgo en la cual estaba sumido el peronismo.

2. Esta imagen se
había consolidado por las declaraciones y prácticas
realizadas por las principales figuras del peronismo durante la
campaña electoral. La denuncia, efectuada por
Alfonsín, sobre la existencia de un pacto militar-sindical
orientado a asegurar la no investigación de las violaciones a los
derechos
humanos durante la dictadura, en
caso de que el peronismo resultara ganador en las elecciones,
contribuyó a reforzar la opinión de que el
peronismo no constituía una opción válida
para la construcción de la democracia.

3. La referencia a la situación del peronismo
bonaerense al desarrollar el tema de la renovación en el
peronismo ha sido prácticamente ineludible por la
importancia política de la provincia de Buenos Aires y por
la influencia de la disputa en la conducción nacional del
partido. Sin la intención de realizar un listado
exhaustivo, este tema ha sido abordado por los siguientes
autores: Aboy Carles, 2001; Cavarozzi, 1997; De Ipola, 1987,
1989; Mora y Araujo, 1995; Palermo y Novaro, 1996.

4. En 1984, un grupo de
dirigentes impulsó la candidatura de Antonio Cafiero a la
jefatura del peronismo de la provincia de Buenos Aires, para lo
cual proponían la elección directa de los
candidatos a los cargos ejecutivos electivos por parte de los
afiliados justicialistas. Esta propuesta era innovadora porque la
práctica habitual era la nominación de candidatos
por medio de los congresos partidarios (Aboy Carlés, 2001:
272).

5. Las autoridades partidarias designadas en el Congreso
del Teatro Odeón fueron, Presidente: María Estela
Martínez de Perón, Vicepresidente primero:
José María Vernet, Vicepresidente segundo: Lorenzo
Miguel, Secretario general: Herminio Iglesias.

6. En el Congreso de Río Hondo se conformó
un Consejo Nacional conformado por: Presidente: María
Estela Martínez de Perón, Vicepresidente primero:
Oraldo Britos, Vicepresidente segundo: Roberto García,
Vicepresidente tercero: Olga Riutort de Flores, Secretario
General: José Manuel de la Sota.

7. El Consejo Nacional estaba conformado por las
siguientes autoridades: Presidente: María Estela
Martínez de Perón, Vicepresidente primero: Vicente
Leónidas Saadi, Vicepresidente segundo: Jorge Triacca,
Vicepresidente tercero: Alberto Rodríguez Saá y
Secretario General: Herminio Iglesias. Diario La Nación,
8/07/85, pp. 1 y 4.

8. En las elecciones internas de 1983 en el peronismo se
presentaron seis listas: la lista Blanca Nº 1: orientada por
el ex interventor en la provincia, Dr. Raúl Bercovich
Rodríguez, apoyaba a nivel nacional a Italo Lúder.
Se llamaba Frente de Unidad y Lealtad; Lista Verde Nº 2:
liderada por José Manuel de la Sota. Confluían en
este bloque sectores identificados en el orden nacional con la
corriente Convocatoria Peronista, que respondía a Carlos
Grosso, y con otras corrientes que respaldaban a Italo
Lúder; Lista Azul y Blanca: encabezada por Julio Antún,
dirigente de la agrupación Mesa Redonda
Peronista Permanente; Lista Celeste Nº 4: impulsada por
Carlos Palacio Deheza, también anticipó su apoyo a
Italo Lúder; Lista Rosa Nº 5: perteneciente al
Peronismo Independiente, que reconocía como dirigente a
Leonardo Obeid. Una parte de la lista respaldaba a Lúder,
otra a Raúl Matera; Lista Azul Nº 6: adherida a
Intransigencia y Movilización Peronista, orientada por el
ex gobernador de Catamarca, Vicente Leónidas Saadi, y
encabezada por Horacio Obregón Cano.

9. La lista 1 obtuvo 39.835, la 2: 21.723 y la 5:
16.323. La lista 1 se impuso en todas las seccionales de la
capital, a excepción de la seccional 5, donde ganó
la lista 2. En el interior de la provincia también
resultó ganadora, menos en Río Cuarto, donde el
primer lugar correspondió a la lista departamental
marrón, y en Río III, donde se impuso la lista 2.
Diario La Voz del Interior, 10/07/83, p. 7

10. Ambos eran representantes del denominado peronismo
ortodoxo, el cual se caracterizaba por su adhesión a las
posiciones del peronismo de la primera hora, por su
anticomunismo, verticalismo y la convicción de que eran
ellos los "auténticos" peronistas. Raúl Bercovich
Rodríguez había sido interventor de la provincia
entre 1975 y 1976 y Alejo Simó dirigente de la UOM. Este
último había tenido una activa participación
en la oposición desarrollada contra el gobernador
justicialista Ricardo Obregón Cano (1973 – 1974).
Sobre el particular veáse (Servetto, 1998).

11. ref11" name="_edn11" title="" id="_edn11"> La
Unión Cívica Radical obtuvo en la elección
de gobernador y vicegobernador 778.579 votos (55,84%) frente a
546.856 (39,22%) del Partido Justicialista. Cómputos
oficiales, Diario La Voz del Interior, 16/11/83, p. 1.

12. Los sistemas de
partido predominante se caracterizan por la existencia de un
partido que obtiene el apoyo de una gran mayoría de los
electores, lo que le permite gobernar con mayoría absoluta
en un marco donde se da el pluralismo político. Sobre el
particular veáse (Sartori, 1987: 245 y ss).

13. Tras cuatro mandatos consecutivos en manos del mismo
partido, el sistema de partido predominante alcanzó en
Córdoba su consolidación. El sistema electoral
contribuyó a la conformación de un sistema de
partido predominante, por cuanto la normativa vigente aseguraba
al ganador de la elección la mayoría absoluta en la
Cámara de Diputados porque su renovación se realiza
cada cuatro años, en la misma fecha en que se elige
gobernador, estimulando el efecto de "arrastre" que genera la
elección del Ejecutivo (Tcach y Vottero, 1998:
98).

14. Diario La Voz del Interior, 08/09/85, p.
1.

15. El tercer lugar correspondió a Ricardo Rojas,
perteneciente al gremio de comercio de
Río Cuarto y el cuarto puesto a Enrique Sella, dirigente
político de Villa María. Esta decisión no
satisfizo al sector sindical, por cuanto no era reconocida la
representatividad de Rojas. Las aspiraciones de Miguel Angel
Correa y Sixto Ceballos fueron defraudadas dado que ellos
pretendían un reconocimiento de la rama a la que
pertenecían pero, a la vez, también un
reconocimiento hacia el sector sindical que representaban. Un
dirigente sindical sostenía que no se había
respetado en la conformación de la lista el
espíritu movimientista porque no se tuvo en cuenta a la
rama sindical ni a la rama femenina.

16. Diario La Voz del Interior, 04/11/85,
p.1.

17. Diario La Voz del Interior, 01/03/86, p.
7.

18. Ante discrepancias entre ambos sectores, el
interventor Alberto Serú García separó
"precautoriamente " a José Manuel de la Sota del partido,
ante lo cual éste declaró: "No nos van a echar del
partido por más que puedan esconderse detrás de
nuestros propios símbolos, los que carecen de ética
política"…"Por ello el 14 de diciembre el pueblo de
Córdoba va a hacer tronar el escarmiento, votando la lista
5 de la renovación peronista y terminando definitivamente
con los usurpadores de nuestro partido y de nuestros
símbolos". Por su parte los candidatos de esta corriente
anunciaron la presentación de una querella criminal contra
Serú García y Bercovich Rodríguez, hecho que
finalmente no se concretó. Diario La Voz del Interior,
01/12/86, p. 5.

19. Diario La Voz del Interior, 02/12/86, p.
5.

20. Diario La Voz del Interior, 05/12/86, p.
6.

21. Diario La Voz del Interior, 15/12/86.

22. Diario La Voz del Interior, 30/03/87.

23. Este cambio maduró plenamente durante el
gobierno del presidente Carlos Saúl Menem, en el que
se materializó la alianza entre el peronismo y los
sectores liberales y en el que Cavallo fue Ministro de Economía entre 1991 y
1996.

24. Sobre la teoría
de los liderazgos carismáticos situacionales, véase
(Panebianco, 1990: 113).

Bibliografía

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fronteras de la democracia argentina. La reformulación de
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del peronismo democrático", en Nun, José y
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11. Servetto, Alicia, (1998), De la Córdoba
combativa a la Córdoba militarizada. 1973 – 1976.
Córdoba, Ferreyra Editor.

12. Tcach, César y José Luis Vottero,
(1998), "Córdoba ante un nuevo desafío.
¿Alianza en la Isla?", en Escenarios alternativos,
Nº3, Año 2.

Gabriela Closa.
Centro de Estudios Avanzados. Universidad
Nacional de Córdoba.



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No se pueden alterar o transformar, para generar unos
nuevos.

Partes: 1, 2
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